V. Termitas indias
- Doris la escritora
- 14 abr 2017
- 3 Min. de lectura
Salgo del portal y el sol me recibe dejándome prácticamente ciega. Saco las gafas de Michael Kors de mi bolso. Se puede ser pobre, pero conservar el estilo.
-¿Y ahora qué hago? -exclamo en medio de la calle, dirigiéndome a ese sol y esperando una respuesta. Algo se me tiene que ocurrir…
La respuesta llega.
-¡Laura! -me doy en la frente por no haberme acordado antes. Laura siempre ha sido muy buena amiga, seguro que me acoge en su casa. Además, tiene una habitación de sobra.
Marco su número en mi iPhone a toda velocidad. Bien, suena. Espero unos instantes y me responde.
-¡Hola Doris! Estoy un poco ocupada, ¿qué ocurre?
-Verás Laura, hay una plaga en mi edificio y lo están fumigando entero, de arriba abajo. Nos han desalojado durante… dos meses creo que dijeron -me invento una excusa a medida que avanzo por la calle.
-¿Tanto tardan en fumigar una casa? -su voz refleja extrañez
.
-Sí, porque son una nueva plaga de bichos, un cruce entre cucarachas y termitas de la India que está asolando todo el barrio. Tú también deberías tomar medidas, no vaya a ser.
-No sabía que las termitas viniesen de la India.
-Claro, y en preferente. Les sirven cacahuetes gratis en el vuelo.
-Doris, ¿qué ha pasado de verdad?
Sabía que me iba a descubrir, siempre lo hace, pero por intentarlo no perdía nada.
-No creo que ahora mismo sea el mejor momento para decírtelo, ¿puedo quedarme en tu casa?
-Me temo que no Doris, estoy en el aeropuerto. Me pillas en mitad de la luna de miel.
Casi se me cae el móvil al suelo de la impresión. Me quito las gafas y repito con incredulidad.
-¿De luna de miel? ¡Si ni estás casada, ni tienes novio!
-Respecto a lo primero, es cierto, aún no estoy casada, pero es una de estas modas que hay ahora, irse de luna de miel justo antes para olvidarse de los preparativos y el estrés. Y respecto a lo segundo, ¿te acuerdas de Michael?
-Sí, recuerdo que le molaba en el instituto. Que tío más pesado.
-Doris, no le molabas tú, le molaba yo. Llevamos un año juntos.
Esta vez sí que se me cayó el móvil de la impresión. Lo recojo temerosa. Por suerte sólo tiene una pequeña ralladura.
-¿Doris? ¿Sigues ahí? -Laura grita mi nombre, haciendo que un señor que pasa por mi lado me mire de mala manera.
-Estoy flipando Laura. ¿Cómo rayos no me has contado nada?
-¡Le odiabas! Te estuviste riendo de él desde los cuatro años hasta el día de la graduación. Incluso cuando intentaba sacarte el tema disimuladamente aprovechabas para recordar cuanto te reías y reírte aún más.
-No me lo creo, en serio.
-En fin, Doris, lo siento, pero no puedes quedarte en mi casa, estoy a punto de coger el avión a Dubái.
-Pero, ¿no voy a ser tu dama de honor? ¿Y la despedida de soltera?
-Michael no quiere que seas tú la dama de honor, compréndelo. Va a serlo su hermana.
-¿La dientes de conejo?
-¡A esto me refiero Doris! No puedes ir así por la vida, riéndote y mirando por encima del hombro a todo el mundo.
-Joder, Laura… Bueno, dale recuerdos a las termitas.
-Dubai no está en la India.
-Ya lo sab..
Me cuelga sin tan siquiera despedirse. Guardo el móvil en el bolsillo, desolada, y me siento en un banco.
No puedo creer que en un mismo día mi casa y mi supuesta mejor amiga decidan abandonarme, así por las buenas. Ni que Laura me haya ocultado su relación con Michael durante un año entero. Se suponía que nos lo contábamos todo.
Me apoyo en la maleta. Ahora sí que estoy realmente perdida. No quiero acabar durmiendo bajo un puente en compañía de tres mendigos salidos, adolescentes follando a escondidas y jeringuillas usadas.
La reproducción aleatoria de mi iPod cambia a “Because we can” de Bon Jovi. De manera automática, me motivo. Es increíble el poder que tienen las canciones en determinados momentos para hacernos cambiar de estados de ánimo.
Eufórica por la canción, me levanto del banco, cojo la maleta con decisión y, simplemente, ando. Como decía mi abuela, caminar sin rumbo siempre nos conduce a alguna parte. Decido confiar en mi abuela y llegar a esa alguna parte.











Comentarios