I. Mi primera vez
- Doris la escritora
- 4 mar 2017
- 1 Min. de lectura
Recuerdo mi primera vez como si fuese ayer. Estaba tranquila en casa, vestida con tan sólo un albornoz, cuando llamaron a la puerta. Un chico espectacular -no pasaría de los 20 años- esperaba pacientemente en el umbral.
-Hola -le saludo con mi mejor sonrisa.
-¿Doris Bly? -pregunta nervioso mirando mis piernas.
-La misma -me recojo un mechón de pelo tras la oreja y desabrocho ligeramente el cinturón del albornoz, dejando mi ingle derecha perfectamente visible.
Una ráfaga de viento se cuela por la ventana y aprovecho para levantar seductoramente el albornoz.
-Qué aire hace últimamente, ¿no?
Traga saliva intentando mirarme a los ojos y me entrega una carta.
-¿Qué es? -pregunto cogiéndolo con curiosidad.
-Un aviso de desahucio.
-¡Qué?
Miro el sobre, con el sello del banco.
-¿Puede firmar aquí? -me extiende una carpeta y un bolígrafo.
-¡Los cojones!
Le devuelvo el sobre a todo correr y le cierro la puerta en las narices.
-¡Señorita! ¡Abra la puerta!
Le obedezco, arranco el bolígrafo de sus manos, y vuelvo a cerrarla entre sus protestas.
La aporrea con todas sus fuerzas.
-Señorita, no queda constancia de que ha recibido la carta. Yo sólo hago mi trabajo…
No respondo.
-Que sepa que les diré a mis jefes que está enterada de su situación. No le va a funcionar la jugada.
-Es tu palabra contra la mía -exclamo agachándome en el suelo.
El chico se queda insistiendo unos minutos más, pero acaba dándose por vencido.
Entierro la cabeza en mis manos, desesperada. ¿En qué momento he acabado así? Se supone que yo tenía una carrera universitaria… Bueno, al menos el primer año.
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